“Un Café con Perón” resiste al cierre y visibiliza su lucha con la obra “1955”
El espacio ubicado en la calle Austria 2601, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue residencia de Evita y Juan Domingo Perón. Bajo la amenaza de un cierre inminente, los trabajadores del Café y las cooperativas convocan a presenciar la obra este sábado 7 de junio y a participar de un abrazo simbólico.
El estreno de la obra “1955” estaba programado para el 3 de julio en el auditorio de Austria 2601, con el respaldo de los trabajadores del lugar y del Instituto Nacional Juan Domingo Perón. Por disposición del Gobierno nacional y la Ley Bases, el lugar está a un paso de cerrar sus puertas. A modo de resistencia y para defender el espacio histórico y patrimonial, este sábado 7 de junio desde las 9 de la mañana, abrirá sus puertas e invita a presenciar la obra a las 13 y a las 14:30 horas. Harán un abrazo simbólico y servirán de cortesía chocolate y churros.
 
 
 
 
 
“El desmantelamiento y la censura ejecutados por el Gobierno nacional clausuraron tanto el café como el instituto, dejando a las cooperativas sin espacio de trabajo. En acto de resistencia al cierre, se llevaron adelante dos ensayos generales y un preestreno días previos al desalojo, visibilizando desde el trabajo y el arte la oposición a este tiempo que consideramos, sin dudas, la continuidad del bombardeo del 16 de junio de 1955. La obra no solo recupera la memoria histórica, sino que se convierte en testimonio vivo de la resistencia cultural frente a la represión institucional actual”, manifestaron desde “Un Café con Perón”.
 
En diálogo con INFOROSARIO, Kike Giungi, director de "1955", expresó: “No tan solo se cierra el café, afectando a la cooperativa de trabajo, sino que se cierra también como centro cultural, dañando sensiblemente la continuidad del trabajo de artistas y agentes de la cultura que trabajamos allí”. 
 
 
 
 
 
El espacio “Un café con Perón” está ubicado al lado de lo que fue el Palacio Unzué (hoy está la Biblioteca Nacional), en una zona privilegiada de CABA. “El edificio que queda en pie actualmente es un lugar súper emblemático porque era el ala de la intendencia del Palacio, donde vivieron Perón y Evita. No es cualquier edificio, es parte de nuestra historia argentina. Sobrevivió al bombardeo de 1955 en Buenos Aires, a la demolición, y hoy el gobierno actual se encarga de terminar ese trabajo desmantelando, echando las cooperativas de trabajo, que no le cuestan ni un centavo al Estado, por el contrario, le producen ingresos. Es un patrimonio histórico arrasado por decreto”, destacó.
 
El bar funciona como cooperativa y da trabajo a más de 30 familias: “No era solo un bar temático, sino que tenía precios populares y funciona como espacio cultural. La gente de la cooperativa sostiene a fuerza de trabajo desde hace años el acceso a la comida a precios populares y accesibles para todos”, agregó Kike. “Es decir, combinaba lo histórico-cultural con lo social: un lugar que velaba por la memoria argentina, pero también cumplía una función social concreta, dando trabajo y comida accesible”, indicó. En el espacio además se presentaban libros, músicos, brindaban charlas y clases. 
 
La cooperativa “La Perona Cultural”, como agente cultural que colabora con el espacio propone un teatro comprometido con la memoria y la identidad popular peronista.  La obra “1955” recupera uno de los episodios más silenciados de la historia argentina: el bombardeo de Plaza de Mayo del 16 de junio de ese año. Ese día, aviones de la Armada Argentina atacaron la ciudad de Buenos Aires con el objetivo de derrocar al gobierno de Juan Domingo Perón, provocando la muerte de más de 300 civiles inocentes. La obra construye una narrativa inversa que parte del momento del bombardeo y retrocede en el tiempo hasta llegar a la muerte de Eva Perón en 1952.
 
 
 
 
“La obra retoma ese momento trágico argentino, y lo lleva al escenario para recuperarlo en la memoria colectiva. Ya que con los años se encargaron sistemáticamente de borrarlo de la historia como el hecho terrorista más importante de nuestro país”, reflexionó su director.
 
En pie de lucha por evitar el cierre, finalmente remarcó: “No solo se pierde un espacio de memoria histórica,  también un espacio cultural emblemático, y las fuentes de trabajo para familias que dependen de esa actividad. La concesión tenía vigencia hasta 2027, por eso sabemos claramente que fue una decisión maliciosa, con clara intención de borrar el lugar y a su gente”.
 

 

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