-¿Cuál es tu lectura sobre las elecciones en la provincia de Buenos Aires? ¿Qué mensaje a nivel nacional dejó?
-Es innegable el voto castigo al gobierno nacional. La provincia de Buenos Aires representa casi un 40 % del total nacional, por ende todo lo que ocurre en la provincia es de interés nacional. La magnitud de la derrota y el desconcierto posterior del gobierno ratifican que fue un golpe inesperado y duro del cual no están haciendo una lectura en profundidad. Tienen una interna bárbara, muchos problemas de sospechas de corrupción, de malos manejos internos, problemas con la gestión, y además elecciones en octubre. Han tomado una decisión que es la de postergar cierta la mirada crítica y quedó patentado el domingo a la noche, cuando el presidente dijo que iba a hacer autocrítica y tras cartón dijo vamos a ratificar todo lo que hemos hecho y lo vamos a hacer más rápido.
La lección bonaerense marca también los límites del sistema político argentino, porque el peronismo está haciendo también una lectura equivocada, cree que ganó la elección, más allá de que en términos formales es así, pero sostengo que hubo más una elección del peronismo como herramienta de castigo que como voto premio. En esto hay una comparativa que hacemos con la elección de 2021, la intermedia en plena pandemia, cuando la sociedad argentina eligió a Juntos por el Cambio, también como herramienta de castigo a Alberto Fernández y creyeron que ya eran gobierno dos años antes. Ese error de lectura lo observamos también en una parte del peronismo porque aquí lo relevante no es la carrera presidencial sino cómo resolvemos la crisis de los argentinos. La provincia de Buenos Aires marcó con mucha contundencia en el resultado que hay un antes y un después.
-¿Es un momento de reordenamiento estratégico político para el oficialismo como también para la oposición?
-Sí. Utilizamos la palabra resignificación. El voto oficialista se resignificó, ya no es ese voto original de la primera vuelta. Me atrevería a pensar que el núcleo duro del gobierno actual no tiene nada que ver con el original, hubo una especie de mutación. Antes, tenían origen peronista, de centro y hoy han sido reemplazados por votantes del PRO.
Y te voy a dar una definición para octubre: esto pude condicionar de una manera notable las chances de un triunfo nacional del gobierno, porque ya no tiene un porcentaje de 40/ 45 %, te diría que está más cerca del 30%. Esa posible caída se está verificando en muchas provincias y hay dos grandes cuentas que hay que empezar a hacer. Una es la cantidad de provincias que puede ganar, para nosotros hoy tan solo cuatro, y esto puede marcar el segundo aspecto que es la cantidad de bancas que se van a poner en juego y que el gobierno necesita para, entre otras cosas, sostener un tercio en la Cámara de Diputados, básicamente por la posibilidad de un juicio político.
- Para ustedes son tiempos de mucho trabajo y análisis por delante, sobre todo por las elecciones de octubre: ¿Cómo lo están viviendo desde la consultora?
- Hemos medido caídas significativas de LLA como espacio y con sus candidatos en más de 10 provincias, que van de 5 a 7 puntos, que hacen que las elecciones de senadores, en muchos casos, sean mucho más competitivas que antes. Uno puede avizorar que de no haber un cambio en la estrategia libertaria hasta pueden perder varias senadurías que tenían garantizadas antes de todo este proceso. Así que es muy relevante hacer todo el seguimiento, el punteo. Por ejemplo te doy el dato de Córdoba, hoy vemos un triunfo claro de Juan Schiaretti y una distancia importante con respecto a los libertarios, en una provincia en donde Milei creía que jugaba de local y hoy es el favorito para tener una derrota importante.
- ¿Cuál es tu análisis luego de escuchar al presidente por cadena nacional el lunes a la noche?
- Tuve una sensación dual, por un lado lo vimos con un tono como el que debería haber tenido desde el inicio y pienso que ese tono fue logrado por una derrota muy contundente en la provincia de Buenos Aires. Entonces creo que hay un dilema insostenible para la sociedad argentina: ¿Qué preferimos? ¿Qué siga perdiendo y que se quede calmado o gane una elección y que vuelva a ser el Milei de antes?
Creo que hay una pérdida de interés notable por parte de la sociedad argentina de los dichos del presidente, ya no genera ni la sorpresa, ni la emoción, ni la alegría que generaba en muchos de los votantes y estamos viendo quizás a un gobierno que está parado en medio de una disyuntiva, que es prestarle atención a la economía o a las elecciones y por el tono, todo parece indicar por su discurso electoralizado, que solamente le va a prestar atención a lo electoral y no a lo económico.